Aceite para masaje

¿Qué es correcto o qué es incorrecto?, ¿qué es justo o qué es injusto?, ¿qué es real o qué es irreal?, ¿qué es verdad o qué no es verdad?, ¿qué vale la pena o qué no lo vale?.... El valor a las palabras se lo damos nosotros en base a nuestras creencias, nuestros hábitos, nuestra educación, nuestros miedos....¿y porqué no? en base a lo que nos cuenta el horóscopo ese día, al animo o desánimo con que nos levantamos, a la actitud más o menos positiva que se tenga, al comentario de los que nos rodean... Las decisiones se toman teniendo en cuenta tantas teorías, que ya decidimos sin-ser-nosotros (estamos en una “desnosotración” permisiva). Decidimos lo que debería ser sin tener en cuenta lo que se quiere hacer (ley del conformismo “por aquí me tiro”).
Deber, querer, creer, no conocer, hacer, soñar, seguir, dejar.... cuánta palabrería para decidir lo que se quiere o no se quiere hacer.
Ya está bien de un conformismo que lleva a un inconformismo soportado de la vida.¡Pecho fuera!
Estaría bien ¿porqué no? dejarnos llevar por la espontaneidad, por el instinto (animal o no animal), por la indecisión que nos lleva a la decisión, sin pensar, sólo sentir... y convertir las palabras en acciones fáciles sin resentimientos, sin obligaciones, sin ataduras...¡demasiados candados para el alma¡
¡Cuánto tiempo malgastamos en cosas que no creemos y disfrazamos!
¿Si supiéramos dónde está la felicidad y con quién?, ¿si supiéramos qué puerta abrir o qué puerta cerrar?... Viviríamos sin emoción. A mi me gusta no saber para luego descubrir, me gusta el nudo que se forma en mi estómago antes de decidir, me gusta ese miedo que te genera el no saber qué va a pasar, me gusta meterme de lleno aunque luego me estampe contra la pared, me gusta lo que se siente cuando tienes ilusión, me gusta simplemente sentir y dejarme llevar.
Pero todo este intercambio de palabras me lleva a una reflexión “que hay decisiones que marcan toda una vida”.

Por fin he dado la patada al 2007, a todas las tristezas y sin sabores de ese año. Y doy la bienvenida al nuevo año, este 2008, que ya empezó con magia y espero seguir contagiándome de la misma. A veces ocurren cosas que no te esperas, y tampoco buscas y de pronto, zas... aparece, y de la manera más tierna y más dulce y te deja sin palabras... Gracias Rosana por esa casa tan preciosa, lugar de reuniones y fábrica de sueños, que se presta a la locura de unos pocos que queremos vivir con intensidad cada momento. He cambiado de blog por necesidad, porque ese blog nació en el 2007 y tenía que morir en el mismo. Era mi primer intento de volver a ser Inma. Ahora ya soy Inma, la maestra, la que no deja que la hieran, la que busca lo que quiere, la que valora lo que tiene, la que tiembla cuando la acarician, la que no rechaza los abrazos, la que no tiene miedo a sentir, ni a decir las palabras que quiere. Me siento nueva, y sobretodo, me siento Inma. Gracias a todos los que me habéis arropado y habéis secado mis lágrimas con palabras de ánimo, y por abrirme puertas y ayudarme a cerrar las que me hacían daño. De corazón, Gracias. ¡No dejad que me pierda más! Ahora, solo voy a pensar y a ser feliz en el ahora.