Nació en el 27 un día de fin de año. Mientras todos celebraban la noche vieja mi madre llegaba a esta vida en una casa vieja y grande que pertenecía a una familia acomodada. Mi abuela más que mujer adinerada, era mujer trabajadora y con una cabeza para los negocios que sólo ella sabía. Me hubiera gustado ver como daba a luz a mi madre, una mujer demasiado grande para su tiempo pariendo a otra mujer también demasiado grande para su tiempo. Y le llegó una guerra que no entendía, envuelta en una niñez donde aprendió a esconderse, a no ver y a no hablar…., qué pena!, con lo que le gusta hablar a mi madre! Me la imagino de niña, delgada, vivaz, despierta, pegada a una muñeca, despertándose con los ruidos de la incertidumbre y acostándose en el silencio más absoluto que de vez en cuando se rompía con la ira de alguno del otro bando que no podía esperar a ver amanecer y calmar su ira con un nuevo día. Así se vivían los días de su niñez, pero aún así la imagino sin perder su amplia sonrisa que era capaz de dulcificar a la mente más ruin. Así era mi madre, así crecía, con la soledad y el miedo que te regala una guerra pero no cediendo, por eso comenzó a desplegar todo tipo de estrategias para no guardarse nada dentro y deshacerse de un bagaje que sus ojos de niña había dibujado con dolor. Y se hizo mocita, y se enamoró locamente de mi padre y empezó a ir a verbenas donde bailar se convertía en su hobby preferido y cuando llegaba la hora de los agarraos entre mi padre y ella se ponía un cojín en el medio, para no rozarse, por estrictos deseos de mi abuela. Y a ella le daba igual, había desplegado una felicidad innata tan natural, que con todo era feliz…..y se casó, y empezó a parir un hijo detrás de otro, hasta 7, tres abortos y un hermano que murió con 6 meses por una meningitis. Y aún así se guardó su dolor y siguió luchando y los sacó a todos adelante ignorando su propia vida para dedicarse a sus hijos. Tuvo a su lado a mi padre, machista, que aun teniendo buen corazón, continuamente la podaba convirtiéndola en un bonsay que crecía en una sabiduría escondida. Pero siguió feliz y no era una felicidad fingida, ella adaptó su vida para ser feliz y lo consiguió. E iba al cine a escondidas y leía por las noches, cuando nadie la veía, después de remendar toda la ropa descosida. Y entre remiendos, libros, niños, comidas…fue madurando hasta que la vejez que no la pilló de improviso, la hizo más guapa y más grande.
Este año ha tenido la oportunidad de cumplir un deseo de la mano de Amador, como director, marcándole los tiempos… y a su lado Rosana… como espectadoraoyente de las historias que entre descanso y descanso inyectaba ingenuidad y alegría a esos respiros, descubriendo una gran actriz detrás de esa senectud. Como una grande, a sus 83 años, que parecen 53 y con la juventud de una adolescente que acaba de descubrir su pasión, se enfrentó a un personaje que en algún momento de su vida será real, pero ella ya lo ha vivido, ya está preparada, lo ha disfrutado, interpretado…ya sabe como es. Y había que verla en esa cama, con expresión enferma, representando a una madre moribunda….., sí mamá, quien te lo iba a decir que a tus 83 años ibas a ser actriz.., Amenábar y Almodóvar van a caer rendidos a tus pies…por buena actriz….por guapa…….por gran madre…..amante de la historia de todas las reinas europeas….gran lectora….gran vividora a su manera….Esa es mi madre, la que quizás no vivió la vida que quiso vivir, pero que ante todo luchó por estar feliz y ser feliz….y fue feliz en todo lo que hizo..... Y los miedos se esfumaron….
Te quiero mamá.